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sábado, 19 de abril de 2014

Suplicas que te olvide pero al fin y al cabo eres tú quien lo hace.

No tengo ninguna llamada perdida, supongo que eres tú.
Supongo que también eres tú ese vacío que aparece en las noches frías,
ese escalofrío que pisa mi columna vertebral cuando recuerdo aquellos lugares en los que no estuvimos,
ese pitido intenso en el oído cuando de repente suena tu nombre,
ese dolor que recorre desde la punta del pie izquierdo hasta mi cabeza.
Tú, sin duda, eres ese que suena en mi cabeza suplicando que te olvide,
pero sin embargo, sigues siendo tú entonces y a ver quién te borra,
quien te quema o quien te olvida cuando todo escuece,
cuando de repente se ve todo gris y ya no hay quién salve, quien rescate o quien simplemente quiera,
quien, digamos, ocupe tu sitio.


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