Te escribí por desastre,
por no haber sabido guardarte aquí dentro.
Supongo que ella te dio lo que buscabas y no encontraste en mí,
pero te prometo que mis ganas ganaban,
que mataba por verte reír a diario,
conmigo o de mí,
pero feliz.
Lo único que he obtenido es que te rías, pero con ella,
y me mata que duela, sin embargo, lo hace y con fuerza.
Taladra como aquel sonido chirriante en pleno oído,
como aquel grito de ayuda en el pecho que no lograba salir de aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario