De casualidad, otra vez, te he vuelto a ver. Nueve meses después te cruzas y me desespero. Quédate, pienso, pero, ¿qué sería de nuestra historia (si es que a caso se le puede llamar así) sin tus idas y venidas? ¿Qué sería yo, sin tener nervios por verte?
Llegas y sorprendes. Llenas cada parte que dejaste vacía y yo, yo te quiero un poco más y te odio un poco menos por estar delante, por salvarme de todas las cosas que se puede salvar a alguien. Tú, mi más bonita casualidad. Mis momentos de fuerza o de flaqueza, de inestabilidad, me haces fuerte cuando llegas, aunque me rompas al marcharte cual cristal. Pero a trozos te quiero, aunque te vuelvas a ir una vez más.
Siempre has sido de esos, de aparecer cuando menos me lo espero y de marcharte cuando más te necesito. Pero que bonito se hacía todo cuando de repente avanzabas sonriendo, parecía todo como antes, la ciudad ya te echaba de menos, y yo, ni te cuento.
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miércoles, 19 de junio de 2013
Capítulo 3. Fortaleza.
Siempre hubo ese algo que nos hizo perder la cabeza, pero también estuvieron ellas para frenarnos los pies, para hacernos ver que la vida son momentos, instantes, que merece la pena vivir, que dejan los problemas atrás, que hacen reescribir historias. Esta, es nuestra mejor historia, y chicas, estamos en el mejor capítulo.
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